domingo, 19 de octubre de 2014

El hotel de Novosibirsk


El hotel de Novosibirsk
En uno de los mensajes que Rufino envió con el móvil decía:
-Queridos, hoy me consuelo con la visión agradable de este árbol de bronce, pero ayer me pasó algo muy difícil de explicar. Un taxista con una pata de pollo con tres dedos colgada del salpicadero y rapado como un presidiario me confundió la cartera. Menos mal que estaba prevenido, de lo contrario tendría que pediros ayuda para el regreso. Pero ahí no termino mi desgracia, por la noche, ya en el hostal, tuve que levantarme para ir al baño y al regresar me perdí en aquel laberinto de pasillos. Sin querer me metí en otra habitación y a tientas y sin luz intenté encontrar mi cama... Fue otro desastre no menos conflictivo de contar; fui a parar al dormitorio femenino...
¡Ay, ay, ay, qué vergüenza se apoderó de mi y que pesar cayó sobre mi mente!-

 No se atrevió a contar más, la historia denigraba su persona y entonces dijo algo que no debió haber dicho: delató la necesidad de ir al baño… e hizo mención a los Cuentos de Canterbury con un tono que lo comprometía a seguir contando. Como él no lo hará porque es cobarde, lo haré yo interpretando sus palabras. Para ello le voy a estirar la lengua todo lo que pueda, prometo que le sacaré la verdad con cucharones. Seguía el abreviado mensaje.

-No puedo, me caen las lágrimas de tristeza, no puedo seguir contando; !lo siento! Es tan triste que mi vida se bifurcó en dos caminos, ir a la cárcel o al hospital, decidí dejar que los acontecimientos hablaran, y vaya si hablaron! los cuentos de Canterbury son un remedo, un fábula para niños. Pero ahora no puedo escribir más, sabéis que soy escultor y tengo los dedos grandes, escribir con el móvil es un esfuerzo aún más grande...-

La verdad de los sucesos en el hotel de Novosibirsk
La clave para entender lo que pasó se encuentra en una afección grave que Rufino padece desde hace años, una próstata inflamada y crónica que le obliga a ir al baño varias veces por la noche. No entiendo como teniendo esta afección y el corazón en malas condiciones se ha metido en la aventura de hacer Siberia de extremo a extremo.  Para ello tengo que explicar el procedimiento  que siguió para su mejoría y después entenderéis que pasó en Novosibirsk.

Un día de confidencias sinceras me contó con cierta preocupación y con la cara ruborizada, que fue lo que mejoró su próstata: naturalmente estuvo en buenas manos…


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