El
hotel de Novosibirsk
En uno de los mensajes que
Rufino envió con el móvil decía:
-Queridos, hoy me consuelo con la visión agradable de este
árbol de bronce, pero ayer me pasó algo muy difícil de explicar. Un taxista con
una pata de pollo con tres dedos colgada del salpicadero y rapado como un presidiario me confundió la
cartera. Menos mal que estaba prevenido, de lo contrario tendría que pediros
ayuda para el regreso. Pero ahí no termino mi desgracia, por la noche, ya en el
hostal, tuve que levantarme para ir al baño y al regresar me perdí en aquel
laberinto de pasillos. Sin querer me metí en otra habitación y a tientas y sin
luz intenté encontrar mi cama... Fue otro desastre no menos conflictivo de
contar; fui a parar al dormitorio femenino...
¡Ay, ay, ay, qué vergüenza
se apoderó de mi y que pesar cayó sobre mi mente!-
No se atrevió a contar más, la historia denigraba
su persona y entonces dijo algo que no debió haber dicho: delató la necesidad
de ir al baño… e hizo mención a los Cuentos de Canterbury con un tono que lo
comprometía a seguir contando. Como él no lo hará porque es cobarde, lo haré yo
interpretando sus palabras. Para ello le voy a estirar la lengua todo lo que pueda,
prometo que le sacaré la verdad con cucharones. Seguía el abreviado mensaje.
-No puedo, me caen las lágrimas de tristeza, no puedo
seguir contando; !lo siento! Es tan triste que mi vida se bifurcó en dos
caminos, ir a la cárcel o al hospital, decidí dejar que los acontecimientos
hablaran, y vaya si hablaron! los cuentos de Canterbury son un remedo, un fábula
para niños. Pero ahora no puedo escribir más, sabéis que soy escultor y tengo
los dedos grandes, escribir con el móvil es un esfuerzo aún más grande...-
La
verdad de los sucesos en el hotel de Novosibirsk
La clave para entender lo que pasó se
encuentra en una afección grave que Rufino padece desde hace años, una próstata
inflamada y crónica que le obliga a ir al baño varias veces por la noche. No entiendo
como teniendo esta afección y el corazón en malas condiciones se ha metido en
la aventura de hacer Siberia de extremo a extremo. Para ello tengo que explicar el
procedimiento que siguió para su mejoría
y después entenderéis que pasó en Novosibirsk.
Un día de confidencias sinceras me contó
con cierta preocupación y con la cara ruborizada, que fue lo que mejoró su
próstata: naturalmente estuvo en buenas manos…
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